Gao Fu, director de los Centros de Control de Enfermedades de China, lo había admitido en abril: las vacunas desarrolladas por el país asiático “no tienen tasas de protección muy altas”.
Luego se desdijo y trató de reinterpretar su afirmación diciendo que en realidad se refería a todas las vacunas que se están aplicando mundo. Pero claramente se estaba refiriendo a las fórmulas de su país.
“Ahora se considera oficialmente si deberíamos utilizar diferentes vacunas, de distintas líneas técnicas, para el proceso de inmunización”, había dicho Gao en su conferencia de prensa inicial, sugiriendo la posibilidad de aumentar la protección combinando sus preparados con los desarrollados en otros países. De hecho, aclaró: “Todo el mundo debe considerar los beneficios que pueden traer a la humanidad las vacunas de ARN mensajero”, que es la que utilizan Pfizer/BioNTech y Moderna.
No es que las vacunas chinas no sirvan. Hay muchas evidencias de que disminuyen el riesgo de sufrir cuadros graves de COVID-19, que pueden terminar en hospitalizaciones y en muertes. Sin embargo, un repaso de cómo están reaccionando las poblaciones de los países con campañas de inmunización más avanzadas revela que son menos eficaces que otras, como las de Pfizer/BioNTech y Moderna, o la de AstraZeneca.
La comparación entre los países que más vacunaron
Ya hay 37 países en los que la mitad de la población recibió al menos una dosis de una vacuna contra el COVID-19. Ordenados de mayor a menor porcentaje de cobertura, son estos: Malta (83,45%), Islandia (77,61%), Emiratos Árabes (75,2%), Seychelles (72,7%), Canadá (69,27%), Nauru (69,22%), Chile (68,3%), Uruguay (67,73%), Reino Unido (67,32%), San Marino (66,25%), Israel (66,12%), Singapur (65,69%), Holanda (65,26%), Bélgica (64,91%), Mongolia (64,09%), Qatar (64,04%), Bahrein (63,62%), Bután (62,83%), Finlandia (62,09%), Dinamarca (61,9%), España (58,89%), Maldivas (58,86%), Portugal (58,39%), Luxemburgo (58,38%), Alemania (57,79%), Italia (57,78%), Hungría (57,18%), Noruega (55,84%), Irlanda (55,44%), Austria (55,29%), Estados Unidos (54,88%), Suecia (54,7%), Andorra (53,99%), Chipre (53,47%), Francia (52,31%), Liechtenstein (52,2%) y Suiza (52,06%).
Ese nivel de protección permite tener una estimación del efecto de las distintas vacunas para combatir el COVID-19. En promedio, estos 37 países tienen 161 casos diarios por millón de habitantes y 0,74 muertes diarias por millón. Para tener una medida de comparación, en el peor momento de la pandemia, Europa llegó a promediar 383 casos y 7,37 muertes por día.
Estos revelan algo significativo: la disminución es mucho más ostensible en los decesos que en las infecciones. Eso se puede ver en los distintos gráficos que acompañan esta nota. El primero distribuye a las 37 naciones seleccionadas según el porcentaje de inmunización y el promedio de casos diarios por millón de personas. Lo primero que llama la atención es que 13 países, es decir, aproximadamente un tercio, están registrando más de 100 contagios diarios por millón, un número alto.
Por encima de 1.000 hay uno sólo, que es Seychelles, con 1.194. Es uno de los que utilizó principalmente una de las fórmulas chinas, la de Sinopharm, una empresa estatal, la Corporación Grupo Farmacéutico Nacional Chino. Pero muy cerca, con 901 infecciones cada 24 horas, está Chipre, que inoculó mayoritariamente con Pfizer/BioNTech. En tercer lugar, con 607 casos, está Mongolia, que también usó Sinopharm. Cuarto, con 429, está el Reino Unido, que usó casi en la misma proporción AstraZeneca y Pfizer/BioNTech. Quinto, con 315, está España, que vacunó esencialmente con Pfizer/BioNTech.
De modo que al analizar los contagios, no parece haber grandes diferencias entre las distintas vacunas. Pero diferente es el panorama cuando se indaga en las muertes diarias, que es lo que muestra el segundo gráfico. A diferencia del primero, donde se ve a varios países en la parte media del cuadro, 32 de los 37 están apretados abajo, con menos de un deceso diario por millón de habitantes. Es la evidencia más contundente de lo importantes que son las vacunas para salvar vidas.
Lo que también permite visualizar ese gráfico es que las cinco naciones que están por encima de una muerte usaron primordialmente vacunas chinas. Los de mayor mortalidad en este momento son Chile, con 6,18 muertes, y Uruguay, con 6,09. Ambos aplicaron más que ningún otro la vacuna de Sinovac Biotech, un laboratorio privado chino. Los otros tres inyectaron principalmente Sinopharm: Seychelles, que registra 4,36 decesos; Mongolia, con 2,96; y Bahrein, con 1,51.
El Ministerio de Salud chileno presentó el 16 de abril un estudio sobre la efectividad de la vacuna de Sinovac que reveló que con una sola dosis la protección es de apenas 3% contra el contagio, pero que 14 días después de aplicada la segunda dosis se eleva a 67 por ciento. Sin embargo, la eficacia para evitar la muerte no es del 100%, sino del 80 por ciento. Eso significa que darse la vacuna reduce significativamente el riesgo de morir, pero hay un 20% de personas vacunadas con las dos dosis que pueden terminar perdiendo la vida.
Son números muy diferentes a los que se registraron en los países que usaron Pfizer/BioNTech. Anthony Fauci, principal experto en enfermedades infecciosas de Estados Unidos, reveló que de las más de 9.000 personas que murieron de COVID-19 en junio, sólo el 0,8% estaban totalmente vacunadas. Israel reportó que la eficacia en mayo de esa fórmula había sido del 98,2% para evitar hospitalizaciones.