Rusia avanza en su asedio en el sur y este de Ucrania. Las fuerzas enviadas por Vladímir Putin han endurecido los bombardeos en las zonas costeras y en el este del país cuando se cumple una semana de la invasión lanzada por el Kremlin. El ejército ruso asedia Mariúpol, en el mar de Azov, y ha entrado ya en la ciudad portuaria de Jersón, punto estratégico en la desembocadura del río Dnipro cerca del mar Negro, y avanza hacia Zaporiya, más en el interior del país y cerca de donde se encuentra una importante central nuclear.
Las informaciones sobre si Rusia se ha hecho con el control total de la ciudad son contradictorias. Su pérdida ―sería la primera gran ciudad en caer bajo control ruso― sería un gran golpe para Ucrania, no solo económico. La captura de Jersón puede dar a Putin otra lanzadera para atacar Odesa, la otra gran ciudad del mar Negro y en cuyas aguas se han concentrado un buen número de buques de guerra rusos. Se teme que puedan lanzar una operación de invasión anfibia desde las aguas que comparte con tres países de la OTAN (Turquía, Rumania y Bulgaria). El endurecimiento de la ofensiva en estos flancos coincide con la segunda ronda de negociaciones entre las dos partes en territorio bielorruso.
Pese a los avances en el sur y este, el Kremlin se está encontrando con una resistencia mucho más dura de lo que esperaba. Moscú se enfrenta además a la condena al ataque prácticamente unánime de la comunidad internacional, como escenificó este miércoles la Asamblea General de Naciones Unidas. El conflicto ha generado ya un millón de refugiados, según ha anunciado este jueves la propia ONU. La invasión rusa ha causado ya la muerte de 2.000 civiles, según los servicios de emergencia de Ucrania, en el mayor ataque a un Estado europeo desde 1945. En las últimas 24 horas, han perdido la vida 34 personas en la ciudad de Járkov como consecuencia de los duros ataques, según han informado este jueves esas mismas fuentes. La ONU cifró el miércoles las víctimas mortales en 227, aunque avisó de que los números podrían estar “subestimados”.
Rusia ha impuesto ya controles en la ciudad de Jersón, de unos 290.000 habitantes. Aunque el Gobierno ucranio niega que el Ejército invasor haya conquistado esta localidad del sur del país, con puerto en el mar Negro, el alcalde, Igor Kolyjayev, ha reconocido que las tropas rusas ya están en la sede del Gobierno local y recorren las calles de la localidad. “Hay visitantes armados en la sede del Ayuntamiento”, aseguró Kolyjayev. “No les he hecho ninguna promesa, solo les he pedido que no disparen a nadie”, añadió el alcalde, que ha pedido la creación de un corredor para evacuar a los heridos y a los fallecidos y también para lograr alimentos y bienes de primera necesidad en la ciudad asediada.
Una vecina de la ciudad ucrania citada por la BBC ha confirmado que las tropas rusas están dentro de Jersón. “Tenemos algunas reglas que seguir. Acordaron con nuestro gobierno que no debemos provocar a los soldados rusos”, ha señalado esta mujer bajo condición de anonimato.
Moscú defiende que sus tropas se han hecho con el control total de la ciudad. En un mensaje difundido durante la mañana de este jueves, el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, aseguraba que sus fuerzas seguían combatiendo en Jersón. “Hemos roto los planes del enemigo en una semana”. Unos planes, ha dicho Zelenski, que al Kremlin le ha llevado “años diseñar”. “Son mezquinos, odian a nuestro país y a nuestro pueblo”, ha declarado Zelenski, que ha criticado duramente la estrategia rusa de bombardear zonas civiles y asediar ciudades para forzar al país a claudicar.
“No tenemos armas nucleares, no tenemos petróleo, pero tenemos nación, nuestra gente. No tenemos nada que perder. Nos quieren borrar de la Tierra, pero nosotros estamos firmes”, ha asegurado Zelenski. “Si piensan que tenemos miedo, se equivocan. No saben nada de nosotros. Rusia no tiene nada que hacer en nuestra tierra”, ha añadido.
Las tropas de Putin endurecen también su asedio a Mariupol, de 446.000 habitantes, una geoestratégica ciudad en el mar de Azov. “Durante siete días, han estado destruyendo las infraestructuras básicas. No tenemos luz, agua ni calefacción”, ha alertado el alcalde de la ciudad, Bodin Boichenko. El Kremlin busca capturarla para cerrar un corredor desde la península ucrania de Crimea, que Moscú se anexionó ilegalmente en 2014, hasta el Donbás. “Están cortando los suministros de comida, en un bloqueo que recuerda al de Leningrado”, ha dicho Boichenko en un comunicado, en referencia a la batalla en la que la Alemania nazi asedió la ciudad soviética, la actual San Petersburgo.
Rusia ha bombardeado las subestaciones eléctricas de la ciudad y cortado así los suministros para facilitar el asedio. Es una urbe con una estratégica industria naval. El Ejército ruso, que atacaba la localidad desde hace varios días, entró el martes en la ciudad y continúa con el asedio.
Las tropas rusas se dirigen también desde Crimea hacia Mikolaiv, una ciudad de medio millón de habitantes. Los expertos militares creen que la intención de Putin en esta ofensiva a esta zona no es solo capturar el mar Negro y el mar de Azov, lo que sería catastrófico para Ucrania, sino que también buscan aislar el área del resto del país e impedir el paso de las fuerzas ucranias y de suministros.
La ofensiva de Putin no ha conseguido avanzar hacia Kiev, pero en la madrugada de este jueves, alrededor de la una de la mañana, se han escuchado cuatro fuertes estallidos en el centro, mientras que horas antes, otra fuerte detonación dañó una tubería que podría dejar sin calefacción a parte de la capital.
“La gran columna rusa que se dirige a Kiev sigue a 30 kilómetros del centro de la ciudad y se ha retrasado por la firme resistencia ucrania, problemas mecánicos y la congestión”, aseguran fuentes de la defensa británica. Esto significa que el convoy apenas ha avanzado en los últimos tres días. “Aunque los bombardeos rusos sobre Járkov, Mariupol y Chernígov han sido muy duros, las ciudades siguen bajo dominio ucranio y pese a que las tropas rusas han entrado en Jersón, la situación militar aún no está clara”.
Estados Unidos ha hecho un llamamiento a Rusia para que cese “de inmediato” el “derramamiento de sangre” y retire las tropas de Ucrania. Además, ha acusado a Moscú de lanzar una “guerra total contra la libertad de prensa y la verdad” bloqueando los medios de comunicación independientes y las redes sociales para evitar que los rusos escuchen las noticias de la invasión.