Tlaxcala, Tlax.- La presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Tlaxcala, Jakqueline Ordoñez Brasdefer, junto con otros funcionarios, decidió "experimentar" la vida de los migrantes pasando un breve tiempo dentro de una casa de campaña. Sin embargo, lo que pudo haber sido un acto de solidaridad terminó siendo una simulación superficial, sin el mínimo interés por comprender la difícil realidad de miles de migrantes que atraviesan la entidad.
Realidad vs. espectáculo político
Mientras las autoridades posaban para la cámara, los migrantes siguen enfrentando hambre, miedo y condiciones inhumanas. Su lucha diaria por la supervivencia contrasta con la indiferencia gubernamental, que en lugar de ofrecer soluciones reales, convierte su sufrimiento en un montaje mediático sin impacto tangible.
Desconexión y falta de compromiso con los derechos humanos
Este tipo de acciones solo reflejan la desconexión de las autoridades con la crisis migrante y su falta de compromiso real con los derechos humanos. En lugar de generar políticas que alivien la situación, los funcionarios prefieren organizar escenificaciones que no cambian en nada la dura realidad de quienes realmente necesitan ayuda.
¿Los derechos humanos como moneda política?
En Tlaxcala, la crisis migrante parece haberse convertido en un instrumento político en lugar de una prioridad humanitaria. Mientras los migrantes siguen sufriendo, las autoridades optan por el espectáculo antes que por la acción, dejando en evidencia la falta de una estrategia efectiva para proteger a los más vulnerables.
 
																					 
     
     
     
								
 
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    