Foto: Antonio Zamora

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Don King quiso estafar a Julio César Chávez en Puebla (VIDEO)

Puebla.- El mejor boxeador mexicano de la historia, Julio César Chávez, estuvo en Puebla este jueves para dar una conferencia motivacional, donde platicó su vida, sus éxitos y también su lucha contra las adicciones, aunque aprovechó para contar una anécdota que le ocurrió justamente en la Angelópolis previo a una pelea en 1993.

El auditorio Metropolitano fue la sede de este evento donde el Gran Campeón Mexicano platicó que previo a su pelea en el estadio Cuauhtémoc ante Andy Holligan en 1993, el que era su promotor Don King, lo amenazó con cobrarle 500 mil dólares debido a la supuesta baja afluencia que tendría el estadio dos veces mundialista.

“Estaba en el hotel (Aristos) y llega Don King y me dice I love you Julio, te quiero mucho, y yo dije: este pinche negro (sic) algo quiere, me quiere chantajear; de que el estadio Cuauhtémoc había muy poquita gente y me quería descontar 500 mil dólares y yo le dije que no, le dije fuck you (…) voy llegando al estadio y lo veo lleno y le digo a Don King: ya ves, está lleno el estadio, me querías robar pinche viejo ratero (sic)”, fue parte de la anécdota del Mr. Nocaut.

Posterior a esto, Chávez relató toda su trayectoria, desde sus inicios donde se tuvo que enfrentar a los bajos recursos en su casa donde vivía con sus once hermanos, hasta su primera pelea por campeonato del mundo ante el ‘Azabache’ Martínez, en 1984.

Después contó sus peleas contra Edwin Rosario en 1987, donde comenzó a usar la banda roja en la frente para “aislarse del mal agüero que le habían mandando la madre del boricua”. También la serie contra Roger Maywather, y la que calificó como su encuentro más complicado ante Meldrick Taylor, donde reveló que estuvo apunto de sufrir un derrame cerebral.

Abierto ante un escenario prácticamente repleto y con su clásica chispa y lenguaje florido, el oriundo de Culiacán, Sinaloa, mencionó que su inmersión en las drogas se dio después de su victoria ante ‘Macho’ Camacho, donde a pesar de haber logrado todas sus metas deportivas, se sentía solo.

La charla la cerró narrando su estancia en clínicas e incluso un anexo donde sufrió un maltrato exagerado, pero que de nada le sirvieron para controlar su drogadicción. Fue hasta que su familia, en contubernio con un gastroenterólogo, lo sedaron para internarlo en una clínica en Tijuana, en la que por fin pudo recuperarse, y hasta el día de hoy lleva 10 años “limpio”.

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